Primer traspié en la temporada de baloncesto. Dura derrota el domingo en San Pedro. Nos las prometíamos muy felices con el trabajo realizado hasta entonces, pero llega ‘una banda’ y nos gana. No es una lección de humildad, porque humildes somos, pero si es una muestra de todas las carencias que poseemos.
Hay que ser críticos con la labor realizada por el equipo, tanto del cuerpo técnico como de los jugadores, yo soy el máximo responsable, por eso asumo la derrota en su totalidad. Aunque la asumo como una decepción que no me esperaba. De todo se aprende y esto me hace ver las cosas de forma diferente. Ni tan malos somos, ni tan buenos van a ser en 30 entrenos. La clave hay que buscarla en el trabajo diario.
Cuando uno se enfrenta a un grupo ‘viciado’ por la labor de otro entrenador es difícil saber como afrontarla. Esa cuestión la estamos resolviendo poco a poco, los jugadores se hacen a nosotros, nosotros a ellos. Pronto llegaremos a una comunicación fluida, se va consiguiendo en el día a día. Ellos saben lo que les pedimos, nosotros sabemos hasta donde llegan ellos. El trabajo nos dirá si nuestra labor será todo lo buena que nosotros esperamos.
Ayer sufrimos un problema de intensidad y actitud, cosas más allá del baloncesto, pero que igualmente debe afrontar un entrenador, mas aún cuando quiere que su equipo sea todo lo bueno que desea. Para mí el equipo es lo más importante, y voy a seguir dando lo máximo por sacarlo adelante. No por ganar, sino porque sigan aprendiendo, y sobre todo disfrutando, con este deporte que tanto les gusta y a mí me apasiona.
No hay comentarios:
Publicar un comentario